Nos sumamos a los reclamos y las exigencias de justicia ante el asesinato de 11 jóvenes jornaleros que fueron masacrados la noche del 01 de noviembre en el municipio de Tarecuato.
Este hecho no sólo enluta a toda la comunidad de Tarecuato, sino a todos los pueblos indígenas de Michoacán, ya que las víctimas eran jóvenes trabajadores, algunos menores de edad; que pretendían juntar panales para venderlos en las festividades del día de las ánimas y fueron masacrados.
La ola de inseguridad ha alcanzado a nuestras ciudades y pueblos y no es posible seguir perdiendo vecinos, hermanos, amigos en hechos violentos. No podemos ignorar el llamado de las familias para obtener justicia, debemos sumar acciones y voluntades para lograrlo ya que los michoacanos lo demandan.
Entre las víctimas se encuentran seis menores de edad y cinco jóvenes cuyas familias esperan justicia luego del cruel asesinato, y piden atención no sólo de las autoridades estatales, sino también de las federales.
Siempre es dolorosa la muerte de un hermano michoacano, pero cuando la delincuencia toca a nuestros jóvenes el dolor se acentúa, por eso no podemos tolerar estos hechos. Estas tragedias deben terminar. Debemos reconocer que les hemos fallado a estos jóvenes que tenían sueños, ellos no deberían de haber muerto.
Hago un llamado a las autoridades correspondientes a investigar el crimen y sancionar a los responsables, la sangre ya no debe correr, ni en las ciudades, ni en comunidades indígenas. Y menos con niños. ¡Con los niños no!
Espero que se esclarezcan los hechos y nuestras comunidades tengan pronta resignación, pero sobre todo pronta justicia.